Varios expertos han coincidido en afirmar que las próximas elecciones generales del 23 de julio en España plantean un escenario lleno de incertidumbre en cuanto a la relación futura del gobierno con Marruecos, poniendo de manifiesto que salga el gobierno que salga, y especialmente si este es de derechas, podría desencadenar nuevamente una marcada exhibición de poder por parte de Marruecos.
Marruecos ha estado desde hace años extorsionando y amenazando a España, especialmente con la inmigración ilegal, tal y como ocurrió en mayo de 2021 en Ceuta, o el trágico asalto a la valla de Melilla, o las sospechas surgidas sobre una presunta injerencia marroquí en la pasada campaña electoral.
Pero más allá de los análisis y las perspectivas ofrecidas por los expertos, es esencial que España adopte una postura firme y decidida al respecto, sea cual sea el color político del nuevo gobierno. Debemos defender nuestros intereses y asegurar la integridad de nuestro territorio sin plegarnos a los continuos ataques e ilegales pretensiones de Marruecos.
Mohamed VI, el tirano gobernante alauita, ha demostrado una amenaza constante hacia España. No podemos permitir que esta amenaza persista y debemos estar preparados para un posible pulso marroquí significativo, que probablemente surgirá poco después de la formación del nuevo gobierno español, y hay que dejarle claro de una vez por todas al país vecino que se acabaron las amenazas, las presiones y los ataques.
La defensa de nuestras fronteras sin fisuras debe ser una prioridad absoluta. Esto implica fortalecer nuestra capacidad de vigilancia, mejorar nuestras políticas de control migratorio y garantizar que nuestros recursos y personal estén adecuadamente asignados para hacer frente a cualquier eventualidad. Además, debemos buscar alianzas sólidas con nuestros socios europeos y fortalecer la cooperación regional para abordar de manera conjunta los desafíos planteados por Marruecos, además de dejar de entregar dinero a este vecino que no respeta las leyes españolas y europeas.